«Tras cuernos: palos » Mita y tributos 1789

TRIBUTOS INDÍGENAS EN LA COLONIA

En cuanto a la vida en la Villa, en este año fue sacerdote provincial agustino, el padre Lorenzo Rodríguez, quien mantuvo el cargo por siete años más. Por ese entonces, los agustinos enseñaban a leer la gramática y la retórica obligados en parte por haber recibido en custodia los biene de los jesuitas.

La Villa albergaba a  1200 indios que estaban obligados al trabajo de la mita, provenían ellos de diversas comarcas serranas del Perú de entonces para realizar una labor de seis meses. Cuando uno faltaba, la comarca obligada debía pro­veer 50 pesos. El pago por día de laboreo era de 4 reales y 1/2 por legua de viaje, de ida y de vuelta. En la práctica solo se les pagaba el de vuelta, ya que no se contaba con la certeza del viaje de ida. A los indios que se alquilaban para esta labor se les pagaba 6 reales.

Como estos indígenas llegaban sin recursos propios, los mineros los ‘comodaban’ o socorrían con algunos  bienes cuyo precio siempre era más alto que el promedio del mercado. Les daban una libra de coca cada quince días a ra­zón de 6 reales, dos arrobas de maíz a 8 reales que al mes representaba 2 pesos, 1 carnero cuyo valor era de un peso y en efectivo, 4 reales a la semana.  El total promedio que recibían superaba  los nueve pesos por mes y, tomando en cuenta que trabajaban 28 tareas a 4 reales, llegaban a ganar unos 14 pesos. Siempre al final, por la diferencia de precios y por otras necesidades socorridas, el indio quedaba en calidad de deudor.

La historia se refiere a los Caciques o Curacas, quienes con­formaban un grupo privilegiado. Durante la colonia colaboraron con los españoles y criollos para el despojo y opresión de la masa campesina. Fueron los intermediarios para la cobranza de tributos y el reclutamiento de mitayos. Por lo general eran ricos, poseían tierras, mas nunca lograron ingresar a la elite social colonial, porque a final de cuentas, en su condición de indígenas, fueron siempre despreciados por el español. Los caciques sabían leer y escribir, en su mayoría instruidos por los jesuitas. En el tiempo, muchos de ellos se rebelaron contra el sistema y colaboraron con las fuerzas emancipadoras, de­bido principalmente a que fueron afectados en sus intereses. Al comienzo recibían el 4% de la recaudación, pero luego, al no poder pagar los indios el común del reparto, los caciques quedaron como responsables de las deudas, por el hecho de haber repartido como intermediarios, mercadería. El corregidor en ese extremo, no tuvo reparos en despojarlos de sus tierras y propiedades, empujando a muchos de ellos a la miseria.

En cuanto al Tributo Indígena a la Corona, al que estaban obligados por ley: cada indio debía pagar 9 pesos por mes des­de que contaba con 18 años hasta cumplir los 50 años; los que no tenían tierra debían pagar 5 % pesos y las viudas quedaban exoneradas de este pago. La recaudación la realizaba el caci­ que, este se lo entregaba al subdelegado, quien lo reportaba cada seis meses a la Caja Real.

Extracto del Libro Historia de Huancavelica Tomo I, autor Federico Salas Guevara.

Libro: El tributo indígena en el Perú 
Autor: Ronald Escobedo Mansilla.
Año: Junio de 1979

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