una costumbre ancestral de los indígenas de Acoria es la «PICHCCA» (Cinco – quinto día), tradición que obliga a los moradores a lavar la ropa de un difunto al quinto día del fallecimiento. Para estos efectos, al anochecer del cuarto día, los parientes y amigos se reúnen en la casa de los deudos, para velar la ropa, la cual es acondicionada en una mesa simulando un ataúd. Al día siguiente llevan la ropa al río «Pishccana – huaycco» (río designado para la pichcca). Antes de iniciar el lavado, todos los concurrentes chacchan coca, beben caña, y fuman cigarros para evitar la ‘Jayja» del muerto (malestar con vómitos, que se atribuye al encuentro con el espíritu del difunto). Enseguida empieza el lavado que es realizado por las mujeres si el difunto es hombre; y por los hombres si el difunto es mujer. En Ja faena no intervienen los deudos, quienes se dedican, mientras tanto, a edificar una casita de piedra en la que depositan, dinero, coca, una botellita de aguardiente con su copa y encienden una vela.
Terminado el lavado de la ropa, retornan todos a la casa de los deudos, donde disfrutan de una rica merienda, generalmente consistente en chupe, picantes y chicha. Por la noche prosiguen con el velatorio de la ropa, esta vez limpia.
Extracto del Libro Historia de Huancavelica, Tomo I. Autor Federico Salas Guevara.
