Culpas ajenas – Pensamiento

Cuando no nos queremos ver, siempre hay alguien a quien le endosamos nuestras culpas.

Por esto América Latina es un fracaso económico a diferencia de países dónde la disciplina es lo que prevalece en sus ciudadanos.

Lejos de aprovechar la bonanza que las decisiones publicas nos dieron, endeudamos nuestros recursos personales en tarjetas de crédito que ya no pueden más y empezamos a quejarnos por el costo de vida y la desigualdad… A marchar se ha dicho. Los cambios en el sistema y aumentos no durarán mucho tiempo. El desorden de nuestras finanzas está dentro de cada uno.

Queremos buenas pensiones de jubilación y somos los primeros en evadir nuestras obligaciones tributarias, en comprar contrabando y coimear a diestra y siniestra.

Queremos mejores salarios, que solo se logran con mayor fortaleza empresarial y sin embargo aceptamos y hasta protegemos, las actividades informales porque nos dan pena los «Pepe el Vivo». A veces reprensentados por la viejita de la esquina. La competencia desleal no motiva la formalización de empresas.

El 80 por ciento de nuestros trabajadores públicos no están capacitados para el cargo que ocupan, ganan un sueldo de los impuestos que se recaudan y sin embargo aceptamos que se nombren y que se enquisten permanentemente. Y encima nos quejamos de la mala atención.

Buscamos trabajo pero marchamos para impedir las grandes inversiones, siguiéndole la corriente a personas que solo buscan el caos para asumir al poder.

Podría continuar pero no vale la pena, todos saben y hasta ahora nadie marcha para exigir al vecino que pague sus impuestos, al informal que se retire de las calles, al trabajador público que por lo menos atienda con cortesía y a los anarquistas que dejen de paralizar el país y se de paso a las grandes inversiones.

Hasta para «marchar» hay que ponerse en positivo… Y sino, no te quejes, recibes lo que mereces porque el Estado no solo es el gobierno que TU elegiste, somos también todos nosotros.

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