SOCIEDAD UNIÓN ARTESANOS CONFEDERADA 1908
Se fundó en 1908 integrando su primera directiva: Manuel M. Cenzano como Presidente; José Matías Yallico, como Vicepresidente; Victor Alarcón como segundo Vicepresidente; Eduardo Durán como Fiscal; Félix Candiotti como vocal de contabilidad; Abel F. Ruiz como Farmacéutico; Luis Camacho y Sergio M. Durán como Bibliotecarios; Jesús Donaires como Porta Estandartes; Agripino Morales, José M. Ortiz, Santos Palomino, César M.Chávez, Isidoro L. Cenzano y Avelino Ñáñez como Vocales; Pedro Pozo, Camilo Castellares, Juan Contreras, Domingo Chávez, Cornelio Choque, Eusebio Chávez, Abelardo Sovero, Sixto Pacheco y Andrés Cenzano como Vocales Adjuntos.
Desde épocas coloniales, los artesanos huancavelicanos han dejado huellas imborrables y maravillosas en sus obras. Entre muchos destacan: don Ocasiel Guerra y don Santos Palomino como ebanistas de primer orden al igual que don Miguel Alegre y su hijo; don Manuel Sánchez fabricante de ponchos y abrigos de vicuña; don Pedro Retamozo como relojero; don Francisco Pimentel, alias “Chileno” como zapatero, al igual que los hermanos Choque; don Felipe Cárdenas, don Francisco Cedrón y don Sixto Pacheco e hijo como Plateros; los sastres de gran reputación: Mariano Dávila, Pascual Villavicencio, Antonio Amorín, Camilo Castellanos, y los señores Candiotti, Flores, Guzmán y Molina; don Benjamín Gravelado como escultor; don Eusebio Chávez como Hojalatero; don Justo Vera como escultor y pintor; como albañiles destacan los Dueñas, los Ccoyllar y los Ccahuana; como herreros destacados don Guillermo Aguilar y los hermanos Pantoja; Don Mariano (Yaqui) Alegre y don Francisco Camacho como Carpinteros.
Ni hablar de los Talabarteros: como don Domingo Chávez, talabartero de Santo Domingo, famoso por sus monturas de cajón, su hijo don Alejandro Chávez quien además fue miembro del Concejo Municipal y destacado hombre de bien. Más tarde ya en décadas de los 50 no se puede dejar de mencionar a don Porfirio Cuba Flores, don Santiago Saravia, don Cirilo Loaysa y el famoso “Qeqecho”, don Antonio Pineda.
Esas fotografías que muestro en mis publicaciones, esa vestimenta de los huancavelicanos citadinos, esos muebles, cofres y otros no son otra cosa que el trabajo maravilloso de nuestros artesanos, esos repujados en cuero, esos tallados en las iglesias y esa pintura que aún se rescata, son las obras de nuestros paisanos. Cuan delicados podían ser, que hasta los herreros oficiaban de dentistas para extraer una muela. El trabajo se honraba en Huancavelica, los ciudadanos se organizaban en los diferentes campos del que hacer, una mirada a esos tiempos para rehacer lo bueno y por otro lado, no caer en los errores históricos. Hay tanto y tantos de que y de quien sentirse orgulloso como huancavelicano.
Extractos del libro Historia de Huancavelica Autor Federico Salas Guevara.
