LA VILLA RICA DE OROPESA EN 1616
Las historias y escritos de diversos viajeros, evangelizadores, gobernadores y demás que pasaron por la Villa de Huancavelica, es amplia y aquí recogemos un breve resumen de Antonio Vazquez de Espinosa.
Nacido en Jerez, Cádiz, en fecha desconocida, y fallecido en Sevilla en 1630. Vazquez de Espinosa entro en la Orden del Carmelo Descalzo, marchó como misionero a las Indias, en una fecha anterior a 1612. Viajó por México, Centroamérica y el Perú, al menos hasta 1621. De regreso en la metrópoli, residió sucesivamente en Málaga, Madrid y Sevilla. Muchos historiadores citan y admiran su principal fuente: haber andado, visto y considerado… lo más de aquel nuevo orbe de Nueva España, Honduras y Nicaragua y todo el Reino del Perú.
En el año de 1616 hacía su arribo a la Villa de Guancavelica, describiéndola como una villa ubicada a trece leguas al noreste de la Villa de Castrovirreyna y a 30 leguas de la ciudad de Guamanga. De alegre vista en media de la puna sierra fría, rica en azogue en un majestuoso cerro; también cuenta con otros cerros ricos en estaño, plata y cobre; todas a media legua(2.25km aprox.).
Describe el contrabando de azogue (sacado debajo de la cuerda), el cual generó en aquel año una pérdida aproximada de 400,000 pesos ensayados. Para aquel año la Villa contaba con 400 vecinos españoles, no había muchas tiendas; pero entre las existentes encontrábamos: Pulperias( pequeño centro de abastecimiento de bebidas, velas, telas, remedios, carbón, etc), encontrábamos también casas de trato. La iglesia mayor contaba con un vicario y cura, estaba el convento de Santo Domingo, el hospital real que atendía a los trabajadores enfermos de las minas, atendida por los hermanos de Juan de Dios, cuyo capellán tenía un sueldo de 800 pesos ensayados proporcionados por la corona y a su vez, tal capellán, era cura de la iglesia de San Sebastian, destinada a la evangelización de los mitayos de la Descubridora, Todos los santos o Santa Bárbara como la conocemos actualmente; al otro extremo de la ciudad se ubicaba la iglesia de Santa Ana que era administrada por los religiosos de Santo Domingo.
Los mitayos cambiaban cada dos meses, y habían trabajando en el cerro entre 3 y 4 mil mitayos de día y de noche, rompiendo con picos y martillo las rocas para extraer el mineral de aquellos pedernales. Describe Vazquez: EL TRABAJO ES EXCESIVO, LLENAN LOS POBRES SU COSTALILLO CON AQUEL METAL Y SUBEN CARGANDO DESDE LAS PROFUNDIDADES POR ESCALERAS ECHAS, ALGUNAS DE PALO, OTRAS DE SOGAS. TAN CANSADO Y PENOSO QUE APENAS UNA PERSONA SIN CARGA PUEDE SUBIRLAS.
Se describe también para ese año una mina llena de luces y herrería, un centro de mucho trabajo y confusión, pero el trabajo no era mal comparado con el actuar de ladrones y mayordomos de mina, que por ambición se llevan a los indios nuevamente a trabajar, quitando los seguros de los pilares y estribos; para sus nuevas excavaciones; llenando de peligro y riesgo a los trabajadores. Aquel año Vazquez fue testigo de tal acto y de la muerte de algunos mitayos por derrumbes ocasiones por la falta de seguridad, vió como los mayordomos ocultaban estos hechos para evitar ser castigados, escribe también que hay mucho por hacer para remediar esta situación.
Para culminar su paso, como todo viajero, se maravilla con las aguas termales del barrio de San Cristobal, encontrando en ella una fuente misteriosa y saludable de manantial, testificando que se baño en dicho manantial y cobró salud. Anotando también que estas aguas al enfriarse forman piedras(Kankaya o Kankaña) las cuales son labradas y sirven para edificar la Villa Rica de Oropesa.
FOTOGRAFÍA: Tomada entre los años 1942 y 1944, posiblemente sea la calle Agustín Gamarra, fotografía del parisino apodado Fatumbi. Se observa a un residente de la ciudad con la vestimenta típica andina huancavelicana de aquellos años.

Hola. quisiera adquirir los dos libros del señor Salas sobre Huancavelica, digital o físico.
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