CULTURA VIVA EN HUANCAVELICA “KUCHUSCHAY”
Desde niño y joven adolescente visite haciendas y comunidades por mi afición a las carreras de caballos, gracias a esos periplos, también conocí de estas contiendas en las comunidades como prácticas muy auténticas de cada lugar. Como Alcalde lo presenté en la televisión nacional e impactó por su especial y genuina manifestación y folklore.
En las comunidades campesinas dedicadas a la agricultura y a la ganadería, los ejecutantes la denominan “Champa Tikray”, “Carga Saway” o simplemente “Kuchuschay”. Esta expresión costumbrista, está enraizada en el hombre andino desde épocas pre hispánicas, No puede haber una fiesta costumbrista, religiosa o trabajo comunal, donde los varones; jóvenes en su mayoría, no inicien la ejecución del “Kuchuschay”, sea por un desquite o asunto pendiente. Los protagonistas principales son los jóvenes varones (maqtas) y mujeres (pasñas) que fluctúan entre los 18 a 22 años. Es una actividad cultural costumbrista, que manifiesta fuerza y alegría juvenil, donde resalta el cotejo y el amor entre los jóvenes solteros, muchas veces tiene como resultado el compromiso de casamiento. Para acompañar la música del kuchus waylas se utiliza la bandurria y el rondín.
Largo sería describir esta disciplina comunal. El “Alguacil” ordena hacer un círculo aproximado de tres metros de radio, circundado por los expectadores, que sirve como ruedo. Se nombra luego a una persona que haya sido protagonista del kuchus waylas en sus años mozos, para que participe como juez o árbitro quien arenga a los participantes:
(El kuchuscha es para los hombres valerosos, aquí no ingresan aquellos que tienen la intención de violencia y que quieran hacer daño corporal).
Para dar inicio a la faena de poder y valor, se presentan ante al juez o árbitro individualmente o en grupo de dos a diez participantes acompañados de cantantes. Muchos de los participantes ingresan al ruedo bailando al compas del qachwa o qarawis cantados primorosamente a capela por las simpáticas mujeres jóvenes así como jóvenes varones ejecutando las bandurrias, lanzando al firmamento cantos alusivos al kuchuscha.
Parado en el centro del ruedo, con la mirada fija a la Mama Pacha (Madre Tierra), cruza los brazos, luego se agacha lentamente hasta casi hincarse en la tierra, demostrando que no le teme al contrincante, sea quien fuera y, si es la persona con quien tiene alguna cuenta que saldar, encorva hacía arriba y ensancha para los costados la espalda como queriendo decir “ha llegado la hora “wayqiy”. Estos gestos y movimientos corporales son el símbolo de desafío.
El retador y retado, agachados en el centro del ruedo, acuerdan en pocas palabras el tipo o estilo que deben utilizar para aperturar la faena de valor y fuerza. Inician dándose codos leves, conocido por los comuneros como el “kuchus miskichi” (endulzando la fuerza en los codos), o el famoso “qanchu ñuqachu” (tú o yo) hasta en dos oportunidades para en un instante hacerse más fuerte.Es el instante donde el hombre andino consume su pujanza varonil,
allí el “maqta” (joven), demuestra a la “puka uya pasña” (muchacha de carita roja) su fuerza viril demostrando en sus movimientos la resistencia, que será conocida por todas las comunidades campesinas como “el codo fenomenal de Atalla”. El juez es la única autoridad dentro del ruedo, con criterio conocedor impone una medida de calificación para el vencedor. Acumula los puntos del:
– Que recibe los golpes de los codos y da algunos pasos con los dos pies hasta en tres oportunidades.
– Que recibe codos da mayores pasos con un solo pié.
– que recibe codos corre a sacudidas.
Entre los participantes existen ganadores automáticos. Son aquellos contrincantes que de un solo codazo envían hasta el cordón humano que circunda el ruedo hasta en tres oportunidades. A estos vencedores se les conoce un sus comunidades como los que “pasaypaqta qatiparun” (totalmente lo ha corrido).
Resumen muy apretado de esta práctica: Federico Salas Guevara, recogido del trabajo de mi amigo, cabalgante y compadre, Juan Rojas de la Cruz
