SIEMPRE HAY TIEMPO PARA RECORDAR
El libro de Saúl Haraguchi Ruiz, es un documento que debe de ponerse en un lugar cercano, cerca al escritorio donde uno trabaja continuamente, para recurrir a él, cuando queremos reírnos de los buenos momentos o cuando nos sentimos nostálgicos por ese pasado que ya no volverá. Escrito con pluma ligera, fácil de entender, registra pasajes que recogen un tanto de psicología, sociología, historia, leyenda, mito, vivencias personales, gentilicio y culinaria, aderezado con notas graciosas, a veces anecdóticas, otras dramáticas, que en conjunto invitan a leerlo en un mismo tramo, de comienzo a fin.
Saúl Haraguchi demuestra que es amigo de sus amigos y felizmente resulta ser amigo de todos, su rica memoria deambula por las calles de su Huancavelica querida, entregándonos una construcción literaria de toda una época, de un sin número de personajes, calles, lugares y ocurrencias de la vida real, que convierten a su obra en una verdadera joya para disfrutar. En su libro no destaca a nadie en particular, para él, todos son grandes, todo ha sido un mundo de bellos recuerdos, por pequeño que sea el pasaje, este no pasa desapercibido por la existencia de notas que ocupen más párrafos. El equilibrio que logra en su relato es único y placentero.
Se acompaña con recuerdos de sus invitados, todos expresados con amistad y respeto en donde encontramos la respuesta a ese dicho popular, “ Huancavelica, donde se encuentra amor verdadero”. No me queda más que felicitar a Saúl por este trabajo y dejarle la crítica del sentimiento que despertó en mí: ¡Me quedé con las ganas de seguir leyendo!
