REVOLUCIÓN APRISTA EN 1934
El 27 de Noviembre de 1934, a las dos de la madrugada se dio inicio a la rebelión aprista que se venía gestando en vista del incumplimiento del Presidente Benavides de restituir a 28 de sus representantes al Congreso. Ellos habían sido expulsados en el periodo de su antecesor, Sánchez Cerro. También se reclamaba por el incumplimiento posterior a convocar elecciones.
La rebelión que debió ocurrir en todo el País solo se llevó a cabo en en los departamentos de Ayacucho, bajo el mando de Julio Cárdenas y en Huancavelica bajo la Secretaría General de Alejandro Cenzano.
Más de doscientos huancavelicanos participaron en esta acción en la cual tomaron la Plaza de Armas por tres días, siendo los líderes más sobresalientes: Cirilo Cornejo, Humberto Schaefer, Carlos Atala, Julio Ruiz, Carlos Breña,el Sargento Urquizo y el guardia Salas.
El comité revolucionario tomó cuatro presos que fueron detenidos en un salón de la Prefectura entre los que estaban, el Dr, Ambrosio Ruiz del Valle, el investigador Manyari, el capitán Fernández y el comisario de la ciudad.
Antes de la llegada del ejército al mando del Comandante Dávila hubo un tiroteo en el cual fallecieron los presos y en otras circunstancias ocurrió el fallecimiento de tres personas más, entre los que se encontraba Requena. El resultado fue de siete personas fallecidas en el levantamiento.
Ingresado el ejército a la ciudad, el grupo levantado en armas se escondió donde pudo, otros huyeron por el cerro Santa Bárbara, mas de cincuenta fueron hechos prisioneros o se entregaron voluntariamente y todo Huancavelica pudo apreciar por primera vez a los aviones de combate que sobrevolaron la ciudad.
El Prefecto de entonces, Arturo Valdez Muente, recuperó la autoridad y los prisioneros fueron trasladados a Lima, a las cárceles del Sexto y El Frontón, en donde luego falleció Germán Camacho, víctima de grave enfermedad.
Esta historia me fue referida en expresión oral por don Humberto Schaefer.
La fotografía que acompaña la nota me fue proporcionada por Anita Maga y la deducción que corresponde a los fallecidos en esta revuelta, se hace más creíble, ya que en los registros de la década de los treinta, no existe otro acontecimiento que obligue a un entierro múltiple.
Texto corresponde originalmente al libro Villa Rica de Oropesa.
Autor: Federico Salas Guevara
